12 septiembre 2009

Tico


Tico


“Tico” vive aquí, en el número 39. Los niños los quieren mucho y lo respetan por la noble labor que cumple. Pues es admirable la seguridad y la elegancia con que condice a su amo. El animalito está contento con el nombre que le han puesto. Es cortito y melodioso, a diferencia de otros perros del vecindario que tienen nombre raros o difíciles de pronunciar para los niños.
En este momento llega, en tanto, “Tico” parece murmurar para sus adentros:
“Por fin en casa, fue un día muy pesado. Mi amo opina lo mismo, por lo que busca su sillón preferido para descansar de sus fatigas, en tanto, como siempre, se queja de las malas ventas. Tal parece que a nadie le interesa comprar matas de la ciudad y del Estado, para conocer la localización de las calles, ubicación de hoteles y artesanías, en fin, me parece que esto no es negocio. Cómo me gustaría que mi amo llegara a casa con una sonrisa en los labios, pero no es así. Hoy de manera injusta me pateó en dos ocasiones, pero a mí me enseñaron a ser sumiso y aguantar las crueldades humanas, actuando contra mi propia naturaleza. Hace mucho olvidé lo que es ladrar o aullar como lo hacen los otros perros, o pelearme por darle gusto a mi instinto, o para ganarme algunas hembras en celo”
“Creo que mi amo no comprende todo el sacrificio que estoy haciendo desde hace muchos años, pues he dejado de ser yo, para convertirme –como lazarillo-, en sus ojos, pero ni por eso deja de lastimarme diciendo que ya estoy viejo, que ya soy un inútil, que pronto me va ha sustituir por otro. Hay veces que me hubiera gustado ser perro común y corriente, de esos que abundan por los mercados y basureros, sin importarme acabar sacrificado en la perrera municipal, envenenado o atropellado en la vía pública, con tal de vivir a mis anchas la libertad, aunque a decir verdad me hubiera gustado más ser perro de rancho o perro faldero de casa rica en donde me hubiera querido más que a los propios hijos”
“Hoy me retó un grandulón y tuve que agachar la cabeza y meter mi rabo entre las piernas. Cómo me hubiera gustado verlo en mi lugar. ¿A quién se le habrá ocurrido inventar esas “escuelas” de perros para ciegos? Ya sé que aquí no hay escuelas, pero me mandaron a entrenar en México”
“La comida está servida; creo que es el único momento en mi vida que vale la pena, porque me gusta entretenerme largo tiempo con esos huesos duros de roer; después me sirven mi agua fría y cristalina, veo que a mi amo le sirven refresco. No sé como los humanos pueden tomar semejante cosa. Una vez me la dieron a probar y no me quedaron ganas de volver hacerlo”
“Llegó el nuevo día. Mi amo se levanta y ya tiene el baño caliente y el desayuno servido. Yo aprovecho para estar un rato más en mi rincón, mientras se llega la hora en que abrochen a mi correa el bastón de donde se coge mi amo y salgamos a deambular por esas calles de Dios”
“-¡Uf!- Cuánta contaminación ya hay en esta pequeña ciudad, cuánta genta, cuánto ruido. Quisiera correr de todo este maremgnum e irme a retozar sobre el pasto, comer hierbas, levantar la pata para orinar en cualquier poste o barda, pero no puedo, mi deseo está cosido a su voluntad.”
“Parece que mi amo se ha cansado de tanto gritar, las ventas han sido pocas; qué lástima que los perros no hablemos; de lo contrario yo también habría empezado a gritar ofreciendo la mercancía para ayudarlo.”
“Ya es hora de irnos. Empiezan a aparecer las tinieblas; ojalá y no nos pase lo de ayer, cuando al regresar a casa, un automóvil por poco y nos pega. Eso me costó una tanda de bastonazos, como aquella vez que confundí la luz del semáforo y conduje a mi amo a travesar la calle cuando teníamos el alto; afortunadamente no pasó nada. Quiera Dios hoy no nos vuelva a suceder nada de eso.”
“-Bueno, creo que no puedo haber sido peor, pues no pudimos esquivar una bicicleta que chocó contra nosotros; a mi no me pasó nada, pero a mi amo lo vi rodar por el suelo con toda su mercancía. Qué bueno que aún existen almas caritativas como las que ayudaron a ponerlo de pie y entregarle sus mapas. Realmente no sé quién fue el culpable del accidente. La gente dijo –tal vez por lastima- que había sido el de la bicicleta, pero la verdad… hay cosas que no entiendo.”
“-Ya en casa, la misma rutina, el sillón, la comida caliente, la cama, la oscuridad, la tranquilidad, el ronquido, así hasta la mañana siguiente , mas, yo no duermo del todo, tengo que cuidar la casa.”
“-Hoy me he despertado con más temor que nunca y creo comprender el por qué estoy nervioso, inquieto, no quiero que se me acerquen, que me toquen; quiero que me dejen solo; mi amo no comprende, y por eso, raras veces me habla con palabras cariñosas; hace tiempo que no lo oigo, tanto que me tranquilizaban aquellas expresiones de cariño. Después han sido gritos, insulto y golpes con su bastón que dejan mi carne ardiendo, puntapiés que magullan mi piel, palabras que hieren mi alma, más los golpes no me harán cambiar; a hora me arrojan agua fría, según ellos para que me tranquilice, mi respiración se hace profunda y entrecortada, pero no logran sacarme de mi rincón. Gruño y enseño mis colmillos amenazantes para que no se me acerquen. Me doy cuenta que a los humanos hay que hablarles con violencia para que respeten, hay que ser agresivos para que comprendan, hay que ladrarles para que oigan. Desgraciadamente no puedo hablar más que con ladridos.”
“-Alcanzo a ver la mano de mi amo que en su ceguera busca mi correa para sujetarme, la tengo al alcance de mis colmillos… Y siento cómo le traspasan la mano. - ¡Qué sensación tan rara; en mi lengua aparece el sabor de la sangre salada, pero al instante se tornó muy amarga!”
“La respuesta no se hizo esperar, pues de inmediato gritó desesperado exclamando que estoy loco, que tengo rabia, que estoy “enyerbado”, pero desgraciadamente nada de eso es cierto. Desesperado pide a su esposa que le traiga la pistola. Ella se la coloca rápidamente en la mano ensangrentada, le ayuda a apuntar en la dirección correcta en donde yo me hallaba, pues sus manos tiemblan de coraje y temen que los vuelva a atacar. Yo no me muevo. - ¡Dispara por favor! ¡No falles! -, le digo con la mirada. Alcanzo a oír que voy a pagar muy caro el haber mordido la mano que me daba de comer.”
“-Jala con decisión el gatillo y un ruido ensordecedor hiere mis sensibles oídos, me siento aturdido, quedo tendido en el suelo. Siento mi abdomen bañado por un chorro caliente y percibo el olor a sangre… mi sangre, pero aún tengo fuerzas para levantar la cabeza y buscar con la mirada perdida a mi amo. Entre el humo que produjo el disparo alcanzo a ver vagamente su silueta y le muevo la cola con alegría y agradecimiento. Le pido perdón en el momento que dos gruesas lágrimas huyen de mis ojos. Oigo un segundo disparo, ahora más lejano; este fue el fin y no fue tan doloroso como yo me imaginaba. Siento que me pierdo en la oscuridad del infinito. Mi último pensamiento es para mi amo y con él le di las gracias por haberme quitado la vida, mi vida que siempre le perteneció y que ya no le servirá para nada, y menos ahora que comprendí que a diario lo estaba exponiendo al peligro últimamente, pues nadie se daba cuenta –ni yo-, que me estaba quedando ciego, como él.”

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Este es un cuento del Dr. Luis Arturo Velasco R.

10 septiembre 2009

Modelos para Armar

Dejo mas Modelos esta vez de dos heroínas de videojuegos


Jill Valentine RE Nemesis

Esta vez de Jill Valentine de La pelicula Resident Evil Nemesis.
(Basado en el videojuego Resident Evil) :D




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Agradecimiento a Paper Replika, ninjatoes