15 de agosto.
¡La tentación! La tentación ha entrado en mí como un gusano que repta, que avanza por todo mi cuerpo, por todo mi cerebro, que no piensa más que en matar: por mis ojos que necesito contemplar la sangre y ver morir; por mis oídos que desean escuchar algo horrible, desgarrador y demencial: el último grito de un ser; por mis piernas, que tiemblan por ir al sitio donde sucederá; por mis manos que se estremecen por el ansia de matar. ¡Qué extraordinario debe ser, propio de un hombre libre, por encima de los demás, dueño de su corazón, que busca sensaciones refinadas!
22 de agosto.
Ya no pude resistir más. He matado un animal pequeño para ensayar, para comenzar.
Jean, mi sirviente, tenía un jilguero en una jaula que colgaba de una ventana de la oficina. Lo he enviado a hacer un encargo y he aprovechado su ausencia para coger al ave y aprisionarlo en mi mano. Sentía latir su corazón. Estaba caliente. Subí a mi habitación. De vez en vez lo apretaba con más fuerza y su corazón latía más rápido. Era atroz y delicioso. Estuve a punto de ahogarlo, pero no habría podido ver su sangre.
Cogí unas tijeritas de uñas y le abrí la garganta de tres tijeretazos; lo hice cuidadosamente, con dulzura. El jilguero abrió el pico, lucho por escapar pero yo lo sujeté. ¡Vaya que lo sujeté! Hubiera sujetado a un dogo rabioso; y por fin vi la sangre correr, tan hermosa y tan encarnada, tan clara y brillante. Hubiera querido beberla. Remojé con ella la punta de mi lengua. Tiene buen sabor. Pero esta pobre ave tenía demasiado poca. No tuve tiempo de disfrutar el espectáculo como yo hubiera querido. Debe ser soberbio ver desangrarse a un toro.
Después hice como los verdaderos asesinos; enjuagué las tijeras y me lavé las manos, tiré toda el agua y llevé el cadáver al jardín para enterrarlo. Lo enterré bajo un arbusto de fresas. Jamás lo encontrarán. Todos los días comeré una fresa de esta planta. Verdaderamente se puede disfrutar de la vida cuando uno sabe cómo.
Mi sirviente lloró; piensa que el pájaro escapó. ¿Cómo podría sospechar? ¡Ja, ja, ja!
7 comentarios:
(=_=) Creó que me gusta más como se ve sin la cosa grisácea que le agrego alrededor del dibujo. Me convence más dejarlos así (>3>) Vientos a un me faltan cuatro capítulos más (_ _;)
Empezó matando un pobre animalito, Jajajajajaj (casi boto la comida de la boca, jijiji) Bueno pues te diré que hice lo mismo una vez. Cuando tenía 15, creo, en el jardín trasero mi hermano advirtió un ratón que se escondió en unos tubos de plastico, y ahora que lo recuerdo nos e que estaría pensando yo que le dije, "corre trae fosforos" Y ya te imaginarás el resto, jajaja. Por la tarde yo jugaba con los amigos de la cuadra y vino mi hermanito corriendo a preguntarme "Martin, el fósforo con que quemaste al ratón?" y mis amigos se alarmaron, jajaja. Ya me imagino como acaba tu historia pero en mi caso la cosa no pasó a mayores, felizmente.
Chau!
Gracias por la tarjeta de Santa y cuidate mucho Chito.
º_º Lo del arbusto de fresas...
x_x
Actualización de navidad!!
Que la pases bien ^^
HOLA CHICOS .... DESPUÉS DE ALGÚN TIEMPO AQUI PASANDO A SALUDAR. PARA DESEARLES A TODOS LOS UNA ""FELIZ NAVIDAD"" QUE SE DIVIERTAN...NO TOMEN MUCHO ALCOHOL..MEJOR DISFRUTEN LA COMPAÑÍA DE SU FAMILIA Y AMIGOS ~~
Impresionante...suongo que no se puede entender si no se padece de eso, sea lo que sea que hace a alguien disfrutar de la sangre y el sufirmiento de otros...en verdad es una historia fuerte...sigue con esta tan interesante historia...chito saludos!!
Saludos a todos y gracias de verdad por pasarse por aquí (T^T) Me siento feliz. Gracias a todos (^-^)/
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